La
casa de los Larrondo.
Una casa verdaderamente hermosa ubicada en la
esquina de las antiguas calles de San Francisco y Campos Elíseos, perteneciente
a finales del siglo XVIII y principios del XIX al Teniente Coronel Juan
Bautista Larrondo Marticorena y su señora esposa María Catalina Gómez Larrondo
de Larrondo.
Esta casa esta manufacturada en un estilo
neoclásico con sencillo y hermoso entablamento superior dispuesto en su fachada
que corre sobre la calle de Juárez, sus ventanas con marco de cantera chambrana
y con tapa y friso muy a la arquitectura de Morelia, con toda seguridad la casa
fue realizada en el último tercio del siglo XVIII.
Puerta principal de la
casa de los Larrondo siglo XVIII, Pino Suarez 78
La entrada principal al igual que las ventanas
ostenta un bello marco chambrante de cantera gris plomo, arriba de esta un
hermoso friso con exquisita rocalla, posteriormente un dentellón antes de
llegar a la tapa que corona la puerta como a las ventanas, entablamento
superior sencillo con su correspondiente cimacio y goterón.
En su interior un par de corredores de tres arcos,
dispuestos oriente-poniente de magnifica manufactura de orden toscano en
cantera gris plomo, la mayor parte de puertas y ventanas en su interior están
enmarcadas en cantera gris, con bellísimos esviajamientos o veneras con cabezas
humanas muy al barroco andaluz de la época.
Al
lado derecho de la fotografía se observa por del lado de Pinosuarez cinco
ventanas y la puerta principal de la casa Larrondo
De sus antiguos moradores podemos mencionar al Teniente
Coronel del Regimiento Provincial de Milicias de Celaya Juan Bautista Larrondo
Marticorena nacido en 1767, hijo del ilustre Licenciado Antonio Larrondo y
Rivera y María Josefa Marticorena casados en 1762. Larrondo y Rivera fue encargado de la Justicia en el Partido de
Acámbaro en la Jurisdicción de Celaya; a él se le debe la demanda en contra de la
Marquesa de San Francisco en 1792, presentando la
demanda en la Real Sala del Crimen de la Audiencia de México, acusándola de
mandar arrestar y encarcelar, por medio de su administrador y sus trabajadores
a siete hombres por no pagarle dinero que le debían, además se le acusaba que
sus capataces habían atropellado en su derecho a los Ministros de Vara de
justicia mandados por el Encargado de Justicia de Acámbaro, y que habían
apaleado sin motivo a un pobre arriero, y que castigaban con cepo, grillo y
azotes a los operarios de la hacienda y por último que la Marquesa de San
Francisco María Micaela, mandó acuñar su propia moneda y que tenía ilegalmente
una cárcel dentro de la hacienda de San Cristobal.
Al lado derecho de la fotografía se observa la serie de ventanas de la
casa Larrondo
Don Antonio Larrondo y
Rivera fue hijo de Don Juan Bautista Larrondo y de Maria A. de Rivera.
La esposa de Don Antonio
Larrondo, Doña María Josefa Marticorena, era hija de José Román Marticorena,
este a su vez era hijo de Juan Marcial de Marticorena e Isabel Martín de las
Casas Dueños de las haciendas de Jaripeo, la Encarnación y Santa Clara, todas
en la jurisdicción de Acámbaro.
Doña María Catalina Gómez
Larrondo de Larrondo nacida en 1778, fue hija de Nicolás Gómez y de María
Francisca Larrondo, con toda seguridad a la heroína acambarese le unía un
parentesco cercano a su esposo Don Juan Bautista Larrondo. Del Matrimonio
Larrondo Gómez, solo se sabe del nacimiento de una hija llamada Margarita
Ignacia Antonia Faustina de San Juan Nepomuceno de Larrondo Gómez, nacida el 15
de febrero de 1807 en la Ciudad de México, fue Bautizada en el Sagrario por Don José María Alcalá y
Orozco, canónigo de la Catedral de México, ilustre acambarense nacido en 1760;
fue doctor en teología y miembro del cabildo de la Catedral de México.
Alcalá y Orozco formó parte de la sociedad secreta
de “Los Guadalupes”, movimiento que apoyó la causa insurgente con recursos
económicos, políticos y de imprenta, teniendo presencia en todas las provincias
de México a través de acaudalados comerciantes, abogados de prestigio y de
otras profesiones y personalidades. “Los Guadalupes” se vieron involucrados en
la organización del movimiento revolucionario, entre ellos varios clérigos
participaron en el movimiento insurgente desde sus inicios, uno de ellos fue
Don José María Alcalá y Orozco, fue uno de los primeros conspiradores de 1811,
mantenía correspondencia secreta con el Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo y
Costilla y Don José María Morelos y Pavón y con toda seguridad con el
matrimonio Larrondo Gómez, la prueba de ello el bautizo de su hija en el
Sagrario Metropolitano. Demostrando abiertamente que este matrimonio estaba
ligado de manera directa con el movimiento independentista y que las
actividades realizadas por Doña Catalina no fueron realizadas por casualidad,
al contrario por un espíritu férreo, cansado del dominio y represión española.
En la parte posterior de la fe de bautizo de la hija del matrimonio
Larrondo Gómez, se observa la firma autógrafa de Don José María Alcalá y
Orozco.