LA CASA DE DOÑA GERTRUDIS ÁLVAREZ DEL CASTILLO.
En esta interesantísima fotografía podemos
observar a mano izquierda en primer plano, la casa en que vivió en a mediados
del siglo XX el alemán Waldemar Julsrud, con su famosísima colección de piezas prehispánicas
de la cultura Chupícuaro, hermosa casa del siglo XVIII, con sus ventanas con copetes
características de ese siglo, desgraciadamente modificada en su exterior en los
años treinta; de inmediato a la derecha podemos apreciar una banca original de fierro colado estilo neogótico,
muy característico de los años 1870 a 1910, cruzando la calle encontramos la
hermosa casa de Doña Gertrudis Álvarez del Castillo, hermana de don Francisco
Álvarez del Castillo, tía del don José Álvarez, dueños de innumerables haciendas
y propiedades entre ellas, Andocutín (su casa), San Diego, Jaripeo, La Aurora,
etc. Don José Álvarez del Castillo le vendió la casa de Hidalgo al Dr.
Francisco Sámano. Bueno volvamos con la tía Tula, gran mujer de mucho
temperamento, muy asidua a las obras pías, fue en su mayor parte patrocinadora
de la reconstrucción del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en el último
tercio del siglo XIX, según yo, sus retos yacen atrás del presbiterio de dicha
iglesia. Su casa hermosa construcción de mediados del siglo XVIII, manufacturada
en un hermoso y sobrio barroco-neoclásico, desgraciadamente también en la planta baja e
interior fue modificada; cuando muere tía Tula, la casa pasa a manos de su
sobrino José. Cruzando la calle a la izquierda, se ve la casa de don Herminio
Serrato (1852-1907), la que en la esquina ostenta una bella cruz, se puede
apreciar en la esquina una accesoria con dinteles bellamente tallados, y sobre
la calle de San Francisco, hoy Juárez, se aprecia el portón que actualmente
existe y enmarca una bella puerta del siglo XVIII bellamente remachada, de
inmediato una tercia de ventanas enmarcadas en cantera gris, exactamente esa
parte fue la que se vendió de la casa original, conocí a las señoritas Serrato
Vargas, una de ellas Chábela tía de los Sámano Serrato, vendió también parte de
la casa sobre la calle Leona Vicario al Dr. Hernández, por la parte
interna, todavía existen los quicios de las puertas que conectaban a la casa de
la Sousa Vargas, también parientes, y también sobre la Leona Vicario que porciento
acaban de tirar. Sobre esa misma acera se ve la casa de las Álvarez Roaro (hoy telas
la parisina), de la que hablaremos en otro episodio.
Hacienda de Andocutín, cabecera de los Álvarez del Castillo.
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