El NIÑO FIDENCIO, EL NIÑO SANTO.
El Niño Fidencio nació en el Rancho de las Cuevas, Irámuco, municipio de Acámbaro
Guanajuato, el 18 de noviembre de 1898, fue un
famoso curandero
mexicano. Su nombre
verdadero fue José Fidencio de Jesús Síntora Constatino, venerado
ahora por la Iglesia
Fidencista Cristiana. La Iglesia Católica no le
reconoce estatus oficial de santo, pero su culto se ha extendido por gran parte
del norte de México y el sur de
Estados Unidos.
El
niño Fidencio; de estatura: 1.80 m.; color de piel blanca; Ojos verdes y
cabello castaño. Su padre fue el jornalero, Socorro Constantino, casado con
María Tránsito Síntora, no indígenas. Tuvo 4 hermanos, Buenaventura, Socorro,
Joaquín y Fulgencia. A la edad de 10 años, quedó huérfano de padre y madre. Su
hermano dos años menor que él, José Joaquín Constantino, fue su compañero
inseparable.
Asistió
a la escuela de Irámuco, donde cursó hasta el tercer año de primaria, en la escuela conoce a Enrique
López de la Fuente, quien fue su amigo durante toda
la vida y su protector, Fidencio comenzó a
referirse a López de la Fuente como papa,
o "papá". A pesar de que él era sólo dos años mayor que Fidencio,
él era un niño muy reservado, que no participaba en los juegos con sus
compañeros y le gustaba asistir a los oficios religiosos.
A la edad de 8 comenzó a mostrar poderes mentales
especiales; adivinando, pensando, y el reconocimiento de sus compañeros a pesar
de los ojos vendados" Él también realizó su primera curación mediante la
restauración brazo roto de su madre, sirvió como monaguillo en la iglesia. Fidencio
se dice que ha adquirido su apodo de El Niño, debido al hecho de que siempre
conservó un tono alto de voz suave y un rostro infantil y comportamiento. Según lo que apunta, Fidencio no se desarrolló sexualmente, siempre fue
lampiño, de voz aguda y nunca tuvo relaciones sexuales. Además, se cree que el Niño Fidencio no pasa la
pubertad y se mantuvo asexual toda su vida.
En
1921 llegó a Espinazo, Nuevo León, donde se quedó hasta su muerte, en 1938.
Se narra que Fidencio era famoso por realizar operaciones
sin anestesia sin causar dolor en sus pacientes y por relacionar sus curaciones
con lugares específicos del poblado, como un árbol de pirú desde el cual
arrojaba objetos a los congregados a su alrededor siendo curados quienes
recibían el golpe y un charco lodoso ubicado en las afueras del poblado, donde
sumergía a sus seguidores. Fidencio
era conocido por sus habilidades de curación y su trabajo entre los pobres y
marginados, entre los leprosos, mentalmente inestables, cojos, ciegos, mudos,
muriendo, y muchos otros inundaron Espinazo para ver El Niño para que pudiera
liberarlos de su sufrimiento. En 1927, Fidencio informó que había experimentado
una visión en la que Jesucristo y el Espíritu Santo se le aparecieron y le
llamaron a su vocación sagrada de aliviar el sufrimiento de los demás.
1929 Fidencio enfrentan procesos judiciales por el
estado de Nuevo León para la práctica de la medicina ilegal. 1936 El arzobispo
de Monterrey envió una delegación a Fidencio solicitando que se deje de
administrar los sacramentos. 1993 La Iglesia Cristiana Fidencista fue reconocida
por el Gobierno Mexicano.
El 8 de febrero de 1928, a pesar de su agenda
política anti-católico, el presidente mexicano Calles visitó con Fidencio
durante seis horas. Muchos creen que fue a ver al El Niño por un problema de lepra nodular y buscaba un milagro del santo, se dice que se retiraron
con Fidencio a su tren privado e incluso de haberse llevado una prenda perteneciente
al curandero. Mientras vivió, Calles mandó mensualmente a un subalterno
a Espinazo, para proveerse de medicinas.
El
niño trabajaba plazos agotadores sanando sus enfermos. Era común la jornada
in-interrumpida de 48 horas. Se supone que Fidencio murió de cansancio a la
edad de 40 años el 19 de octubre de 1938 en Espinazo y se le determinó anemia,
aunque otros pensaron que se trataba de alcoholismo.
Nuevamente otro Acambarense entreteje la historia de México, cubriendo de magia nuestra hermosa tierra.
Nuevamente otro Acambarense entreteje la historia de México, cubriendo de magia nuestra hermosa tierra.
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